Agitar Los Cimientos

Este cuerpo de obra crea un simbolismo posible más allá de la geometría básica, más allá de un elemento principal y sólido.

Creo un nuevo imaginario al concentrar en un mismo paisaje las formas pequeñas, complejas, densas y entremezcladas, como una forma de manifestación de la realidad que se percibe en la interacción y relación energética de la vida de todos los seres.

Me inspiro en las formas bioloógicas, marítimas y microscópicas, formando un plano donde se crea una especie de paisaje energético colorido y empastado. Quiero mostrar que todos formamos parte de una realidad individual dentro de muchas realidades, que no se ha escrito aún.

Pienso que debemos ampliar el espectro de nuestra percepción y reconocer una organización más compleja y enmarañada y en constante movimiento, reconociendo nuestra inclinación cultural a tener una visión simplista y binaria, a ello le llamamos tener una visión sólida y que crean monumentos, mientras vemos que los pasos para llegar a cualquier destino se hace en base a muchas pequeñas. Así mismo las ideas se solidifican por la concentración de muchas conceptos que nos hacen sentido y que apoyan el mismo discurso, por ello lo vemos como verdad absoluta.

Lo que propongo es mantener abierto siempre una brecha o espacio para la vulnerabilidiad o movimiento de esos conceptos sólidos, porque son como las capas tectónicas de la tierra que soportan una realidad, pero de vez en cuando debe haber movimiento.

Entonces todas estas obras muestran elementos pequeños y en movimiento como ejemplificación de algo que no es fácil ver a simple vista.

 

A Ritmo de Mandarria

Este video fue resultado de escuchar detrás de mi casa el sonido de las mandarrias que iban en perfecto tiempo rítmico. Me sorprendió la sincronización, además de que me pareció hermosa composición, al ver caer los escombros y descubrirse las varillas en una especie de tejido que soporta el peso. Esta lectura de las capas sociales y de las ideas concretas me llevo a exhibirla en Agitar los Cimientos 2021, la coloqué en una pantalla pequeña porque nos vemos en la situación diaria de vivir con los migrantes haitianos y mantenerlos en un limbo en constante desasosiego, para su explotación. Está presente en nuestra realidad pero preferimos hacernos la vista gorda. El ritmo es como los tambores y a la vez el latido del corazón. Su sangre está arraigado en nuestra cultura, por lo que me parece injusto y ridículo no apreciar a nuestros hermanos de la isla.

 
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Hubo que sacar al laurel para salvar el almácigo

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